TRATAMIENTOS

Para obtener una terapia dirigida es muy importante contar con un buen diagnóstico. 

En el caso de las cefalea nos basamos en un interrogatorio muy detallado que nos permite, a medida que avanzamos, ir pensando el mejor tratamiento farmacológico para el paciente, en caso de que este fuese necesario.

Es fundamental luego del diagnóstico poder analizar los hábitos diarios del paciente, así como la dieta, bebidas, sueño y descanso, hidratación, ejercicio aeróbico y, sobre todo, evitar el abuso de medicación.

También resulta importante determinar qué tipo de tratamiento utilizaremos para el ataque de las crisis y si será necesario iniciar un tratamiento de prevención. Este último puede realizarse con un medicamento acorde o combinación de dos. 

Según la prescripción del médico, también puede utilizarse toxina botulínica, bloqueos de nervios específicos o ciertos dispositivos moduladores del dolor (esto en casos muy específicos).

La toxina botulínica es un producto biológico altamente efectivo en varias patologías neurológicas y aprobado desde 2010 por la FDA (US Food and Drug Administration) que se utiliza como alternativa para el tratamiento de la migraña crónica.

Este innovador tratamiento resulta de la aplicación en el pericráneo y región cervical. Debe realizarse por un médico experto cada 3 meses -por lo menos 3 esquemas de tratamiento para observar su eficacia- pudiendo luego continuar con las aplicaciones y hasta utilizarlo como único tratamiento. El resultado es alentador, dado que se logra una reducción del 50% de días de de dolor y disminución de ataques severos.

Es importante siempre consultar a un neurólogo especialista en cefaleas, dado que existe un gran abanico de posibilidades terapéuticas.

Posibles efectos adversos del tratamiento con toxina botulínica: 

  1. Dolor en el cuello
  2. Debilidad muscular
  3. Caída leve en los párpados
  4. Hematomas
  5. Dolor de cabeza intenso

Estos efectos son infrecuentes y de rápida resolución.